Cumpliendo con el mandato de la ley, pero también aprovechando la oportunidad para una mirada a lo que se ha avanzado y conversar los desafíos de futuro, SLEP de Valparaíso realizó esta mañana la II Conferencia de Directores.
Encuentro que tuvo alta convocatoria de encargados y encargadas directivas de nuestros establecimientos y en la cual, Cristian Castillo, Director Ejecutivo (s) del Servicio, expuso los logros de gestión del equipo; mientras Vicente Sisto, invitado especial, hizo una revisión histórica de los vaivenes de la educación pública, las lógicas detrás de la implementación de sus políticas y cómo dar una mirada de futuro al sistema.
La primera parte del encuentro tuvo al representante de SLEP explicando los desafíos de entender, participar y avanzar en el Plan Estratégico Local (PEL), hoja de ruta del Servicio; haciendo hincapié en que esta nueva educación pública está aún en pañales y que se está en un proceso complejo y potente de incrementar la “musculatura de gestión”.
Junto con lo anterior remarcó que el PEL debe ser un instrumento cada vez más participativo dentro de las mejoras estratégicas esperables; incrementar la oportunidad de entrega de insumos educativos, en cuanto a lo operativo; y clarificar la información presupuestaria, según el tipo de subvención, en el aspecto financiero.
“Cada vez más las comunidades educativas están con un rol participativo, y es responsabilidad del Servicio el poder vincularnos con estas comunidades”, aseguró en su alocución, destacando aquí la jornada de Neuropediatría en septiembre, el Primer Congreso de Estudiantes, la firma de convenios con universidades y CFTs, la mesa de seguridad, entre otras.
Llamó a los directores y directoras, además, a conocer en detalle la Ley de Presupuesto, porque “a través de este conocimiento se mejoran los procesos de comunicación y coordinación, levantamiento de requerimientos, y nos podemos centrar en lo importante, que tiene que ver con entregar el servicio educativo a nuestros estudiantes”.
No basarse en resultados rápidos
Luego Sisto, experto en gerencialismo escolar e investigador de políticas y prácticas de gestión del Centro de investigación por la Educación Inclusiva de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, habló de las prioridades economicistas que han permeado históricamente a la educación con una “lógica perversa”.
Junto con recriminar la lógica de calidad basada en la presión por resultados rápidos, que provoca fracturas en las comunidades, dijo que las escuelas que mejoran sosteniblemente “se caracterizan por formas de gestión cooperativa, un sentido común que trasciende a los resultados: como las ollas comunes de los 80’, donde las familias aportaban lo que tenían o no tenían, porque decían ‘o nos salvamos juntos o no se salva nadie’, un compromiso social en torno a que a través de la educación estamos haciendo algo más, lo que se denomina en la literatura “lo ético de lo público’”.
“Las políticas de rendición de cuentas, donde más dañan, es en los espacios de vulnerabilidad. Ahí el milagro es que el estudiante vuelva día a día y que encuentre un sentido colectivo (…) el instrumento te echa. Tenemos que construir desde los niveles locales y hacia arriba una gestión como un proceso de facilitación e influencia mutua, orientada a la mejora de la escuela en el contexto de una construcción continua, de una comunidad que dialoga y decide, con instrumentos que son herramientas para la gestión directiva”, finalizó, agregando que “el liderazgo debe emerger como una práctica social que integra el enseñar con el aprender”.
El experto puso además el foco en el valor de los docentes, sobre todo en momentos de pandemia, en que fueron ellos quienes sostuvieron el sistema innovando y comprometiéndose, en completo abandono desde las organizaciones ministeriales.
Futuro lleno de desafíos
Sobre la jornada, la directora María Loreto Iturrieta, de la escuela Eleuterio Ramírez, reflexionó sobre los enormes desafíos que vienen para el sistema público. “Nos queda mucho desafío y el sistema se mantiene por las escuelas y el trabajo que hacen (…) Los sostenedores tienen que conocer a las escuelas, en su contexto, cuáles son sus propuestas pedagógicas y que luego presionemos todos juntos para que la ley cambie, para que los recursos lleguen a quienes tienen que llegar y cuándo tienen que llegar”.
Ricardo Segura, director del Liceo Técnico Barón puso el énfasis a los avances que se pueden obtener haciendo comunidad con el entorno: “Al corto plazo y sabiendo las dificultades que hay, lo principal es unir criterios entre las mismas instituciones, formar microuniversos. Por ejemplo, yo como director, conocer a los establecimientos más cercanos de mi entorno, que podría favorecer a todo en nuestra misma realidad. Hay que unir criterios en los recursos intelectuales de los directores”.
Por su parte Pía Moraga, directora de la Escuela Alemania, sobre la necesidad de reestructurar el Plan Estratégico Local, lo cree “algo urgente, con la voz de todos los estamentos para poder sentirnos partícipes. Por otro lado, si desde el Servicio tienen como norte invitarnos y hacernos partícipes de las decisiones que se tomen, a nivel de gestión, vamos a ir por buen camino”.
Representando a la dirección del Liceo María Franck, Mónica Lizama, jefa técnica, comparte en que una mayor participación es clave de cara al futuro. “Yo identifico algunos niveles de logro en la gestión de SLEP, que no es suficientemente rápido en comparación a las necesidades de cada escuela, pero aún en este escenario complejo puede que se concreten algunas instancias de mayor participación, eso es clave para avanzar en decisiones que vayan como una respuesta directa a las necesidades de los establecimientos”.
¿Cómo hacemos que la comunidad confíe en la educación pública?
Cristian Castillo asegura que “lo importante es abrir los espacios de conversación, de diálogo, la participación de las comunidades es vital, sobre todo de cara a lo que vamos a llevar a cabo en 2023 que tiene que ver con la revisión del Plan Estratégico Local. Si no somos capaces de abrir estos espacios de diálogo y miradas distintas, es muy difícil que podamos tener la confianza de los directores y la comunidad”.
En lo práctico, Castillo comenta que “hemos generado algunas conversaciones con la Universidad de Playa Ancha para levantar un diagnóstico que nos permita cuantificar la problemática sobre lo que las comunidades educativas esperan versus lo que establece el actual PEL. Eso será una guía que nos permitirá después tener una metodología de trabajo en el cuál podamos abrir los espacios de participación”.
Esperanza
De visita en Valparaíso, en dos ocasiones durante noviembre, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, coincidió con lo expuesto por Sisto, en cuanto a la mirada perversa que se ha instalado en Chile de medir la calidad de las escuelas por sus resultados en pruebas estandarizadas.
Siendo esta una de las principales críticas del experto de la PUCV y consultado si cree que, pese a cómo se escribió la ley, las voluntades políticas del nuevo Gobierno pueden colaborar en una dinámica distinta para la educación pública, cree que “estamos en un período socialmente complejo para cuestionar ciertas bases que estructuran lo público, sin embargo, en el caso de la política educativa, si uno mira los programas de Gobierno de Sichel, de Provoste, Boric y Marco Enríquez-Ominami, los cuatro coincidían en hacer un cuestionamiento a esta lógica de hacer educación en función de la rendición de cuentas”.
“Esto nos da una esperanza de que prontamente podamos volver a discutir esto. Creo que este Gobierno, y este ministro ha sido muy explícito en esto, y ahí hay una posibilidad. Y ahí es importante recuperar el proceso social que ha acompañado a (otras) reformas. Que las comunidades educativas, que los apoderados puedan volver a articular una voz, lo mismo los estudiantes secundarios y profesores. Va a ser importante la voz de los actores sociales en esto, por eso es importante abrir los espacios de participación, espacios deliberativos como el que se espera abrir acá. Revisar el PEL es abrir ese espacio”.