Con un amplio conocimiento en educación pública, tras ser estudiante del mismo establecimiento, hoy lidera la dirección del Liceo N°1 de Niñas, María Franck de McDougall.
Estudió desde primero a cuarto medio en el Liceo 1 de Niñas, para luego estudiar Castellano, Licenciada en Educación, cinco años en la Universidad de Playa Ancha, donde realizó diversas prácticas profesionales en establecimientos públicos, para en el año 2005 volver a reintegrarse al Liceo que la formó en su enseñanza media.
¿Se considera hija de la Educación Pública?
Sí, me considero hija de la Educación Pública, debido a que la conozco desde la infancia y creo en la educación pública como vehículo de movilidad social y como una herramienta de desarrollo personal y profesional.
¿Antes de ser directora qué rol ocupaba y cómo fue esa experiencia?
Antes de ser Directora Subrogante, fui Jefa de Formación Profesional, Encargada de la SEP y luego Subdirectora.
En todos esos roles la experiencia fue desafiante y muy satisfactoria. Paralelamente, también mantuve jefatura de curso y docencia en sala, así que puedo decir con propiedad que no estoy tan alejada de la realidad y siento que todo eso me ha ayudado y contribuido a desarrollar mi rol actual.
¿Qué desafíos tiene hoy como directora del establecimiento?
Muchos desafíos y aunque sea en calidad de subrogante, ser una directora mujer y ex alumna, después de más de veinte años con directores hombres, es el desafío.
Con el equipo, conformado por mujeres, estamos viviendo momentos cruciales de complejidades en todos los ámbitos, que no valen la pena describir ahora, pero aun así, nuestra meta es trasformar el establecimiento, generar un espacio de crecimiento para todos los integrantes, esto desde el diálogo, los acuerdos y la participación. Nuestro desafío es que el liceo sea un espacio de convivencia sana, donde ningún integrante sienta que es un número y que está demás.
Si le preguntaramos cómo se visualiza en cinco años más ¿cómo le gustaría que recordaran su sello a la cabeza de su establecimiento?
Tanto a mí, como al equipo, nos gustaría que nos recuerden como personas trabajadoras, empáticas, justas y profesionales. Quizás son deseos ambiciosos y más allá de todas las necesidades materiales que podemos tener como comunidad, pero creemos que el buen trato hace la diferencia y con ello, podemos lograr mucho, pero, sobre todo, trasformar la realidad de las personas a nuestro cargo.
¿Qué le diría a los Padres, Madres y Apoderados de su establecimiento?
A las madres, padres y apoderados de mi liceo, les diría que confíen en los procesos que estamos incipientemente implantando en el Establecimiento, además que pueden confiar en nosotros, que no somos sus enemigos y al igual que ellos, queremos lo mejor para sus hijas o pupilas, pues son lo más importante para nosotros porque educar a una mujer, es educar a una familia.