Las profesionales son parte de más de 50 personas que se acogieron a un retiro voluntario con beneficios otorgado por el SLEP Valparaíso. Ya desde fuera de las aulas, el servicio los invitó a traspasar su experiencia a los más jóvenes.
“Uno no deja de ser profe, más que una profesión es una opción de vida”. Con estas palabras el director del SLEP Valparaíso, Manuel Pérez, comenzó sus agradecimientos a directores/as, docentes y asistentes de la educación que participaron de una ceremonia de despedida de la educación pública gracias a un sistema de retiro voluntario. En total fueron 56 las personas que se acogieron al beneficio.
Actividad que se desarrolló en el Instituto Técnico Profesional Marítimo y que destacó, entre otras, por el adiós de dos hermanas que dedicaron más de 40 años a la educación de la capital regional.
Se trata de Natacha y Nancy Méndez, la primera de ellas precisamente directora del recinto en dónde se realizó la ceremonia y, la segunda, directora saliente de la Escuela República Argentina, recinto en el que estuvo tres décadas.
“Estoy muy contenta, aunque es difícil. Me encanta la gente que trabaja en mi colegio, hay un dolor en la partida”, comenta precisamente Natacha Méndez quién fue fundadora del Instituto Marítimo en 1987 y su directora por más de 35 años. Sobre la oportunidad de acogerse al retiro voluntario, con el pago de sus años trabajados, consideró que le llegó de sorpresa: “No pensaba irme todavía, pero lo pensé y finalmente mi esposo estaba retirado y decidí tomarlo y compartir con él lo que viene”.
En tanto su hermana Nancy relató que “uno deja familia, porque la familia no la compone solamente mamá, papás e hijos, sino que son los alumnos y también los colegas. Es complejo dejar la educación porque con mi hermana dimos todo por la educación. Yo llegaba 20 para las 7 A.M. y me iba a veces a las 20 horas”.
Sobre el simbolismo de retirarse con su hermana, aseguró que ambas “en todas partes marcábamos nuestro sello, y ahora tenemos proyectos juntas, lo mismo que hacíamos en nuestros colegios, siempre teníamos cosas en común y ahora estaremos juntas en esta etapa”.
Por su parte Ángela Díaz, proveniente de la Escuela Ramón Barros Luco y con más de cuatro décadas dedicadas a la docencia, complementó, con algo de pena, que “la escuela es como una segunda casa, que a veces se le da incluso más tiempo, pero ahora descansando le voy a dedicar el tiempo a la familia, que es lo que merecen”.
Pero ellas no fueron las únicas en planificar su futuro lejos de las aulas. Ramón Ramírez, ex docente directivo del Liceo Técnico de Valparaíso, con 43 años de experiencia, valoró la despedida pública. “Cualquier acto donde se involucren los sostenedores y empleadores para reconocer a quienes han trabajado por años en el sistema es un privilegio. Han pasado altos y bajos en la vida educativa de la comuna, pero este es el cierre de un ciclo donde los responsables del sistema, aparte de vernos e individualizarlos, podrán recibir una retroalimentación de nuestra parte. Es muy importante este hito”, aseguró.
Transferir experiencias
Presente en la instancia, la subdirectora de Gestión de Personas del SLEP, Silvana Gutiérrez, expresó que la relevancia de esta instancia “es un orgullo y alegría, porque no pensamos que pudiésemos dar esta oportunidad. Son docentes o directores que algunos llevan más de 40 años en la educación pública y el sistema no les permitía salir con alguna ganancia, entonces nos sentimos orgullosos de dar un pie para seguir entregando este tipo de beneficios”.
Además de agradecer la gestión histórica de sus colegas y felicitarlos por su nuevo camino que comienzan, el director del SLEP los instó en sus palabras a buscar un espacio en conjunto para poder aprovechar su experiencia y transferirla a las nuevas generaciones de docentes, una especie de mentoría para aprovechar al máximo los saberes de toda una vida ligada a las aulas.
Sobre traspasar la experiencia, Ángela Díaz pidió a sus nuevos colegas “que se dediquen por entero a la educación, porque es lo más bonito que hay en la vida, formar alumnos y alumnas con valores, y que sean respetuosos”.
La ceremonia también contó con un trío de jóvenes de Opeval, los cuáles musicalizaron el encuentro y el trabajo de los alumnos de gastronomía que deleitaron a los presentes con protocolo y preparaciones de agasajo.